TÓPICOS POLÍTICOS
*El miedo del mandatario estadounidense es que al dejar la Casa Blanca tendrá que enfrentar el proceso legal que le espera por varias acusaciones * En EU no se necesita consulta popular para enjuiciar a ex presidentes
POR EL TOPO
En una elección super reñida y atípica, Donald Trump no sólo pelea su estancia en la Casa Blanca, sino que también se juega la vida por el proceso legal que le espera.
El manto protector de la Presidencia le sirvió para gozar de inmunidad y hacer a un lado las múltiples investigaciones que tenía encima.
Pero no hay fecha que no se cumpla y más temprano que tarde Trump hará frente a asuntos más serios que mudarse de la Casa Blanca.
Sin algunas de las protecciones que le otorga la presidencia, Donald se volverá vulnerable a múltiples investigaciones que buscan posibles fraudes en sus negocios financieros como ciudadano privado -tanto como individuo como a través de su empresa-.
Se enfrenta a demandas por difamación provocadas por sus negaciones de las acusaciones hechas por mujeres que alegaron que las agredió, incluida E. Jean Carroll, la ex columnista de una revista que lo acusó de violación.
También hay afirmaciones de que corrompió la presidencia para su beneficio personal.
Por si lo anterior fuera poco, como presidente, Trump ha podido bloquear y retrasar varias de estas investigaciones y demandas -incluido un pleito de un año por una citación para sus declaraciones de impuestos-, en parte debido a su cargo oficial.
Muchos de esos asuntos han pasado por los tribunales y más temprano que tarde llegarán a un punto crítico y tendrá que enfrentar a la justicia.
LA AMENAZA LEGAL MÁS FUERTE CONTRA TRUMP
La amenaza legal más grave que enfrenta Trump es la amplia investigación criminal del fiscal de distrito de Manhattan sobre el funcionamiento financiero de la Organización Trump.
Los fiscales han sugerido en los documentos judiciales que la investigación podría examinar si el presidente y su empresa participaron en fraude bancario, fraude de seguros, fraude fiscal criminal y falsificación de registros comerciales.
En el curso de esa investigación, Trump impugnó una citación a su firma contable por ocho años de declaraciones de impuestos y registros financieros. Cinco tribunales han dictaminado que la citación es válida, y en octubre pasado Trump enfrentó el último revés cuando una Corte federal de apelaciones denegó su apelación, dictaminando que la citación del jurado investigador no fue demasiado amplia ni emitida de mala fe.
El 13 de octubre, los abogados de Trump pidieron a la Corte Suprema que bloqueara la ejecución de la citación para que tuviera tiempo de apelar ante la Corte.
Trump ya perdió una apelación ante el tribunal más alto en julio, cuando dictaminó que el presidente no es inmune a una citación del jurado investigador estatal.
El peligro y el temor de Donald es la pérdida de la deferencia que los tribunales le han dado a los presidentes en ejercicio, por lo que se abrirán las compuertas para muchas demandas.
El berrinche de Trump es porque quiere gozar el manto protector de la reelección, agotar lo más que pueda el plazo de prescripción, que para algunos delitos en la ley del estado de Nueva York es de cinco a seis años; aplazar estas demandas otros cuatro años; o simplemente continuar disfrutando del beneficio de la opinión de la Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Justicia que dice que un presidente en funciones no puede ser procesado.
ANTES DE DEJAR EL CARGO, TRUMP SE PERDONARÍA A SÍ MISMO
Algunos abogados han especulado que es posible que Trump intente perdonarse a sí mismo de los delitos federales antes de dejar el cargo.
La decisión de reanudar esas investigaciones recaería en la administración de Biden y los principales funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que lideran el Departamento de Justicia y la oficina del fiscal en Manhattan.
En su testimonio ante el Congreso, el representante republicano Ken Buck de Colorado le preguntó a Mueller: “¿Podría acusar al presidente de un delito después de que dejó el cargo?”.
“Sí”, respondió Mueller.”
“Si cree que cometió, ¿podría acusar al presidente de Estados Unidos de obstrucción de la justicia después de que dejó el cargo?”, preguntó Buck.
Mueller respondió nuevamente: “Sí”.
SE ENTIENDE EL CHILLAR DE TRUMP
Ante este panorama, por eso se entiende los berrinches y llantos de Trump con sus amenazas de manifestaciones, más demandas para impugnar el proceso electoral y chillar a los cuatrocientos que le robaron la elección.
El escenario futurista no es muy halagador para Trump: Una serie de cuestiones legales, incluida una investigación criminal por parte de los fiscales de Nueva York, se centrarán en las semanas posteriores al día de las elecciones.
“Si ves a tu vecino rasurar,pon tus barbas a remojar”,sabio refrán!
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