Desde la Redacción/
Por distintas razones, personas allegadas me preguntan si el sistema anticorrupción está muerto. En este espacio, hace más de un año, yo misma planteé que estaba moribundo y di mis razones. Hoy, un hecho en particular parece que no mata al sistema, pero sí le da un llegue fuerte al componente innovador que situaba al ciudadano al centro del modelo. Sucedió en el estado de Jalisco, y sus perpetradores son del todo identificables: el Congreso local. Los legisladores encontraron y pusieron sobre la mesa una manera de hacer la vida dificilísima a los ciudadanos que conforman el Comité de Participación Social de aquel estado, y resulta muy difícil no imaginar que contaron con la anuencia del gobernador.
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